Desde que Alejandro ya no está, la llegada de cartas a su nombre fue cobrando cada vez más importancia hasta convertirse en el eje de la vida familiar. Los relatos sobre sus éxitos laborales y la constante promesa de un reencuentro mantienen en vilo a todo el clan, especialmente a mamá.Ironía, enredos y una densa red de complicidades son frecuentes en esta historia en la que la postergada visita del hijo es comentada con precaución para no alterar la delicada salud de la dueña de casa. Y, aunque todo parece tener éxito, la repentina enfermedad de tía Clelia amenaza con poner en jaque la armonía familiar.Así, la ambigüedad y un cierto tono tragicómico condimentan este cuento en el que el lector logra plena empatía con los personajes al descubrir en él un fiel reflejo de la compleja vida en familia.