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El Todo en la Nada: el Dadá ruso en el Reina Sofía (por Almu)

Hombres de futuro hacen temblar salas blancas. El dadaísmo ruso invade así las estancias del Museo Reina Sofía para una muestra a modo de camino recto, que enseña al visitante el todo que existió en un movimiento artístico de vanguardia que preconizaba la nada. El mundo se configuraba a base de cuadrados y círculos…

DADÁ RUSO: 1914-1924

El Todo en la Nada

Recensión Crítica a la exposición del Museo Reina Sofía

Por Almudena Anés

Hombres de futuro hacen temblar salas blancas. El dadaísmo ruso invade así las estancias del Museo Reina Sofía para una muestra a modo de camino recto, que enseña al visitante el todo que existió en un movimiento artístico de vanguardia que preconizaba la nada. El mundo se configuraba a base de cuadrados y círculos.

Sin embargo, artistas como Malévich, El Lisitzki, Mayakovski o Rodchenko, por citar algunos de los más importantes, enseñan que esa estructura definida se desmorona en estrías, surcos de futurismo, constructivismo, suprematismo y cubismo que hicieron en Rusia el renacimiento internacional de las teorías en pleno auge y desfase de Tristan Tzara, creador del dadaísmo en Europa. Así el vacío se llenó de todismo al albergar tantas corrientes en un solo cauce que estipulaba la libertad de expresión, en una sociedad a expensas de una revolución política.

Los budetliane, los hombres de futuro de antes, falsos futuristas, son protagonistas en esta exposición que abarca tanto en un espacio reducido, metáfora quizás de la brevedad de esta escuela vanguardista arraigada gracias a los revolucionarios bolcheviques. Desde el anticademicismo al antiarte, la vanguardia rusa admitió en sus filas a todos aquellos dispuestos a desafiar las fronteras de la originalidad y de la modernidad. Da da, dijeron sí a la promesa del desafío, Net net, dijeron no a la renuncia de liberación que habían alcanzado con sus obras en el panorama internacional, una de las claves del movimiento.

Nihilistas y libertinos, el museo ha dispuesto a estos artistas con orden dentro de la perspectiva anarquista que inunda toda la muestra. Se observan saletas con piezas agrupadas en sus corrientes, frases que ilustran el sentido ideológico de un arte muy particular que no se puede entender sin su contexto social, político y económico. La cultura completa el paradigma estético de un movimiento en Rusia que se originó en las raíces del marxismo y, al mismo tiempo, con un Lenin que acudía a menudo al sitio fundacional del movimiento dadá, el Cabaret Voltaire en Zurich, donde se iba en contra de la guerra, del racionalismo extremo y del pensamiento sin fundamentos. La imagen se fusionaba con la palabra. Había que desaprender a hablar. Volver al niño que ve el universo con ojos nuevos.

Desde la cultura de masas, collages, cuadros, sinfonías, poemas y fotografías, entre otros, componen una visión interesante de la vanguardia rusa entendida desde el dadaísmo, que tantas vueltas ha dado hasta hoy mismo con otras manifestaciones como la música punk, como escribió Greil Marcus en su obra Rastros de Carmín. Una mirada que ocupa demasiado bajo la misma etiqueta de dadá pero que pone en resolución la transversalidad de las corrientes vanguardistas en un lugar donde costaba expresar individualidad. Una composición que va más allá de los cuadrados y de los círculos introduciendo todos los elementos que siempre se quedaron fuera del plano, del canon.

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