
Lugar: La Bagatela
Asistentes: Mitas, Carlos, Olga, Dani, Magalí, Marrone, María José y Pablo ¡y 10 personas más se acercaron a nuestra charla abierta!
Aquí lanza la crónica combinada de Delius, narrando desde el hiperespacio, que no desde el extranjero, pero casi, según las informaciones que llegan al otro lado del Mediterráneo. Ya se sabe que a todo hay que quitarle un cero y ponerle una buena sonrisa.
Palabras de Marrone, después de la resaca enfebrecida; ya se sabe que la noche es larga en todo espíritu tunero:
«- Escribo porque Pau estará en ascuas por saber qué ocurrió. La clase abierta fue un éxito total. Hubo como 10 asistentes (como lo digo yo puedes fiarte) extranjeros o extraños, según se traduzca «Étranger», que por lo visto tiene esas dos acepciones en español, como el «stranger» inglés.
Delius, puedes estar tranquila, Mitas leyó escrupulosamente tus 670 párrafos sobre Mersault, pero tenemos una mala noticia, y es que una amiga empollona de Olga nos dijo que el nombre quiere decir «Mar y sol», y no sal como apuntabas, y de ahí se deformó en Marisol.»
A lo que continúa Olga dándonos su detallada visión, a todo correr:
«- Gracias, Marrone, por sacarnos del ensimismamiento, parece que estábamos de resaca literaria después de la magistral, y exitosa, clase abierta. No hay nada como llevar amigas empollonas y majas, así sube mi caché, también. Muy buenas intervenciones de todos, sobre todo, la exposición de Hamlet por parte Marian y Carlos (guiño, guiño). A Mitas se le pasó la afonía y nos dejó maravillados con su presentación, que más bien fue un análisis profundo y estudiado que ya lo quisieran muchos académicos. Delia, efectivamente, estuvo presente en sus notas y en toda la clase. Marrone declaró que Marisol, a fin de cuentas, era, lo que viene siendo, «un poco tonto», eso después de que yo lo definiera como psicópata, y nos quedamos todos tan contentos. María José nos habló de El desierto de los Tártaros mientras se whatsappeaba con alguien que le iba chivando cosas (que no, que en realidad, leía sus notas en el correo, porque se había dejado los apuntes en casa), y Magalí nos dijo que esta novela era un libro magnífico, pero para leer en primavera o verano, cuando haya mucho sol y muchos pajaritos cantando y, añado yo, con un mojito en la mano. Al final de la clase, Magalí nos deleitó leyendo el final de El extranjero en francés, y fue una guinda rellena de dulce de leche para una estupenda velada. Y claro, tanto hablar de Camus nos dio hambre y acabamos cenando pizza y matambrito en Los Porfiados.»
Mmm las fotos informan de un acto bastante imponente, aunque con algo de los bajos fondos, y esto que hemos podido retocar las fotos, pero nada nada, la verdad hiere.
Concluimos dando cierta veracidad a estas informaciones, y es que Camus ha dado mucho de sí y de todos nosotros!!
Sr. Pau afirma que el próximo no se lo pierde!
por Delius.
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