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Acta de la clase «Un tal Juan Rulfo» del 2.6.2015 (por Blanca)

Pedro Páramo, novela rompedora de Juan Rulfo, queda enmarcada en lo que vendría a denominarse “El Boom Latinoamericano”.

Para empezar con suerte y con extraordinarias notas aclaratorias a pie de página, contamos con la hija del nieto de Juan Páramo, la cual no pudo concretarnos si estaba viva o muerta, pero sí contarnos sobre la semiótica particular de su pueblo. Es a partir de aquí es cuando Magali y El ruso, nos pusieron a remojo con lo que sería el ambiente en el que se fraguaría la novela. El Ruso, nos contó sobre el libro Los de abajo de Mariano Azuela, el cual resultaba ser una visión desde lo profundis de la revolución mexicana: lo cotidiano en la vida de los combatientes. Magali, por su parte, con la ayuda de una tesis sobre la revolución mexicana, nos creó un hilo conductor por el cual nos vimos arrastrados al final del siglo 19. En este momento histórico, la novela que se realizaba en el país pareciera no encaminar a la salida de la situación establecida por los de arriba. Este periodo duró 30 años y la revolución siguió adelante. Nos encontramos a este punto al héroe marginado, esto es, o huye o muere. La revolución como acción política queda fuera de la propia revolución. Los libros no son revolucionarios, no te llaman a participar. Un sí pero no. Estoy, pero no me meto. Mejor no mojarse es lo que queda dicho al decir “ya merito”, nos explica la hija del nieto. Y prosigue: lo que transmite la revolución mexicana es un desgarro silencioso, por dentro, son hijos de una violación, como diría Octavio Paz. No lucho, pero llevo en mi el quebranto.

Laura con la movilidad que su collarín le permite nos introduce a Juan Rulfo, y nos cuenta que fue un hijo de cacique, el cual murió cuando Juan tenía 7 años, y que también poco después murió su madre. Rulfo se sumergió a través de esta novela, y de los relatos que podemos encontrar en El llano en Llamas, en la realidad ajena, viendo desde fuera, las brasas del hogar del Otro. El autor cuenta como contaría el pueblo, -usando su lenguaje del habla-, la historia del propio pueblo.

Hay indicios que nos conducen a pensar que revisaba y corregía reiterada y obsesivamente sus escritos, buscando adrede dar la sensación de inconexión entre las formas verbales usadas a lo largo del texto. Esto daría como resultado un acercamiento a la escritura directa del habla de los pueblos mexicanos.

Daniela por su parte, nos habló de cómo el libro de cuentos El llano en Llamas, nos enseña lo que hacen los vecinos cuando les miramos por la ventana. Obra compendio de cuentos que su abuelo le relataba, pudiera ser pensable también su publicación como acto simbólico confraternativo para con su abuelo.

A lo largo del libro, encontramos que la palabra tierra es la más nombrada, lo cual nos muestra la llaneza y simpleza de la vida del pueblo y su comunión con La Pacha. Los tres cuentos que más sobresalen de la temática común, son: “Es que somos muy pobres” –sobre dramatismo familiar-, “Luvina” –cuento más poético- y “El día del derrumbe”- cuento sobre la visita del presidente a un poblado-.

De la mano de Tere, vamos terminando creando paralelismos entre Pedro Páramo y el cubismo: el cual rompería con la Historia, pudiendo enfocar una misma escena desde muchos ángulos, conformando un relato de trozos mal cosidos –genealogía-. También encontramos semejanzas con García Lorca y su Poeta en Nueva York y con un Faulker más cercano, uno de esos entendible.

¿Qué es Pedro Páramo? ¿México, los Tiempos, Dios? Un pueblo muerto en vida, el cual sin saber de su estado, sigue caminando.

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