En esta ocasión el Club de Lectura contó con la visita estelar de Pablo M. Sánchez (al cuadrado) y Mario, editor de “Uña rota”.
La introducción de Mario nos puso al día con la historia de esta editorial que lleva ya dos décadas de actividad y tres colecciones principales: “Los libros inútiles” (libros de pequeño formato que fueron el primer producto de “Uña rota”); “Los libros del apuntador” (textos descatalogados u olvidados pero siempre presentes en la memoria colectiva) y “Los libros robados” (libros curiosos, misceláneas de uno o varios autores). Aunque no lo mencionaron, es posible pasar un buen rato cotilleando su web: http://larota.es
Con la presentación del libro “Oulipo. Es un oficio de hombres” entraron en escena los Pablos –Martín Sánchez y Moíño Sánchez- para contar su experiencia con la obra en concreto y con el movimiento Oulipo en general. Así, nos enteramos de las desventuras de ambos con las múltiples traducciones de los 21 textos y la necesidad de plantearse si respetar las descripciones de los originales, con referencias muy afrancesadas, o adaptarlas a un contexto más local para mejorar la comprensión.
Y hablando del libro, nos comentaron que el origen es el Oulipo (Ouvroir de Littérature Potentielle / Obrador de Literatura Potencial) que se trata de un grupo de escritores y matemáticos que desde los años 60 se han interesado en las posibilidades del lenguaje a través de la creación y el uso de constricciones en la estructura literaria. El primer relato es un texto de Paul Fournel que realiza un “Autorretrato del esquiador” y, a partir de allí, otros oulipeanos repiten la estructura con profesiones tan diversas como: el seductor, el funcionario, el desollador, el filósofo televisivo, el asesino a sueldo y tantas más. Pero, aunque el título del libro postule que el Oulipo es un oficio de hombre, no faltan los autorretratos de una peonza, del hormiguero o de la raíz cuadrada de 2. La portada del dibujante madrileño Daniel Portero Galán completa la obra.
Como parte final de la charla, nos cuentan que Pablo –en este caso Martín Sánchez- es desde 2014 miembro del movimiento Oulipo, al que también pertenecieron autores como Queneau, Perec, Duchamp y Calvino. Junto al argentino Eduardo Berti, son los dos únicos oulipianos de la historia de habla castellana (nunca sabremos bien el por qué, pero en su momento Cortázar desecho la invitación a sumarse al grupo).
Para poner en práctica las constricciones del movimiento, nos pusimos manos a la obra con autorretratos de lo que se nos ocurriera. Y no será por falta de imaginación porque surgieron relatos para todos los gustos: autorretratos de una folklórica, de un funcionario, de un vago, de una lágrima, de una plaqueta y hasta de uTorrent.
Y seguro que habrá más, pero por el momento eso fue todo.