Diego Moreno, director de la Editorial Nórdica, y Carmen Bueno, ilustradora del relato Los crisantemos de Steinbeck, nos visitaron en la Cueva Necropia el martes pasado, una sala abarrotada de fans de Carmen, de Steinbeck y de la editorial (en ese orden). La charla fue amenizada como es habitual por los fantásticos chascarrillos de Pablo, algunos de los cuales son irreproducibles porque tendríamos la Cueva Necropia inundada de burofaxes enviados por los poderes fácticos y de cajas y cajas de Ferrero rocher.
En la presentación de la charla, Diego, cuenta por qué editaron el libro de Los Crisantemos. Steinbeck siempre fue un autor de cabecera suyo por su crítica a la sociedad estadounidense, entre otros aspectos. Además, le capturó la perspectiva femenina en este relato. Antes de este volumen habían publicado Viajes de Charlie, con los que consiguieron entrar en la compra de derechos de Steinbeck aunque la compra de Los Crisantemos fue mucho más tediosa y larga.
El contexto de leer cuentos dentro de antologías siempre ha turbado a Diego. Nos contó su creencia de cómo un cuento en una antología puede pasar sin pena ni gloria aun siendo una verdadera obra de arte. En cambio, publicarlo por separado, como es el caso, le dota de un protagonismo que se obtiene gracias a modificar la lectura a través del formato.
Después de esa breve introducción pasó a hablar de cómo había sido todo el proceso colaborativo con Carmen, la ilustradora. En primer lugar, siempre ha tenido claro que ilustrar no es dibujar, es saber leer. Buscaba una interpretación propia al relato. En Nórdica intentan integrar ilustradores/as nuevos/as cada año y, aun teniendo en cuenta la precocidad del/la artista, busca la coautora ilustrador/a-escritor/a. Diego concibe los proyectos ilustrados como un proceso de creación colectiva. Al igual que no mete mano en los textos de autores/as vivos/as con los que trabaja, tampoco pone restricciones a los/as ilustradores/as y decide no ver el trabajo hasta que no esté finalizado y el/la artista pueda defenderlo en su totalidad.
En este punto Carmen tomó la palabra y nos contó sus experiencias con este trabajo y las sensaciones que le levantó la lectura profunda de Los Crisantemos. La primera pregunta que se realizó a si misma frente a este reto fue qué le podía aportar al/a lector/a a través de la ilustración que hiciera le hiciera el/la protagonista. Para ello, decidió que, precisamente, el protagonista de sus dibujos sería el crisantemo. Todo lo que le pasa a la protagonista del relato está plasmado en las imágenes de un crisantemo vivo. Cuando se lleva, por ejemplo, al crisantemo por la carretera, en realidad se la están llevando a ella. Steinbeck caló bien hondo en Carmen. Le encanta cómo es un autor que sabe captar a la perfección las necesidades humanas. Para empaparse bien de todo lo que el relato escondía y lo que el autor la deparaba hizo un trabajo de documentación grande. Cree que es el único método gracias al cual consiguió no equivocarse con su interpretación del relato. Consiguió mostrar lo que se deja fuera del relato. Logró sugerir, no sólo contar.
Para terminar la bonita presentación, la chavalería necropia hizo hilarantes preguntas a Carmen y Diego. Para terminar, el editor nos dio esta lista de editoriales amigas: Media vaca y Contraseña y las del grupo Contexto; y Carmen nos dejó sus referencias en ilustración que son Javier Zabala, Patricia Mezola y Quique, al cual supone que conocemos al dedillo ya que no nos dio su apellido. También influyen fuertemente en su obra los dibujos orientales, los viajes y cree que el mejor consejo que nos puede dar es que tengamos el dibujo como un diario.