Voy a vomitar, todo me da vueltas. Mi hermano está desapareciendo y sólo quedo yo: ha llegado el momento de pasar por las agujas. Nunca se está preparado para este día. Lo sabes, es cierto, pero en el fondo crees que son los otros a los que convierten en bufandas o jerséis. Sé que nada importa ya, pero pensaba que yo era diferente. Soñaba con ser juguete de unas niñas y que me usaran para saltar en los recreos hasta desgastarme. Pero acabo como todos, aquí. En esta casa de locos en manos de la carnicera y ante los ojos del sádico que disfruta mirando cómo nos cosen. Ya lo decía mi padre, “Hijo, nada podemos hacer porque somos carne de borrego”. Nunca le creí. Venga, gatito, no me toques más las pelotas.
Escrito de 670 caracteres tras “Casa Tomada” de Cortázar, al hilo de una frase