Martes, 22 de octubre de 2013
Lugar
Asociación Cultural La Bagatela, Buenavista 16, Madrid
Buenas salenas cronopios, necropios, nocropios / as…
Cortita y al pie: para el que no lo sepa aún, el programa Página 2 de La 2 de TVE, que tan contentos nos había puesto con el programa dedicado a nuestro profe y amigo Pablo Martín Sánchez con ocasión de la publicación de su consistente «El anarquiasta que se llamaba como yo», nos ha dado esquinazo de mala manera, con una mala educación («eres un mal apendido -decían las maestras de entonces- porque tus padres seguro que te han educado bien») propia de los tiempos que corren, o gatean. Un servidor, como Pep a Mouriño en aquella famosa conferencia de prensa titulada «El puto amo», contestó con una firmeza no exenta de odio visceral, comme il faut… (y sin el patrocinio de Banc Sabadell, obviously). Es que mecho idiomas porque somos un Club tan internacional, Гимн Советского Союза…
Punto y final.
Buenas salenas cronopios, necropios, nocropios / as…
Ayer cariñosa y dulce clase con los alfajores Havanna («Se va hoy, se va mañana… lleve alfajores Havanna», decía la publicidad marplatense, cuando estos alfajores sólo se podían comprar en Mar del Plata), con la lectura del magnífico texto de Vito sobre «Tiempo de silencio», una gran labor además, y vuelvo a subrayarla, pues no era fácil pasar lo hablado al papel con tanta fidelidad una semana más tarde (olvidamos ayer pedirle claves del cómo y el cuándo llevó a cabo la tarea). Leímos también un textito de Artaud de «Carta a los poderes», y buena suerte para ese mundo pero que al menos no se considere a la cabeza de la humanidad. Marian muy amablemente nos trajo el cuadernillo de fotocopias que empezaremos a emplear el martes que viene, con la lectura directa y sin anestesia del texto de Gilles Deleuze sobre el juego de croquet de Alicia -¡la sentencia primero: tiempo habrá para el veredicto!- y si nos da tiempo con los cuentos de Borges alusivos. ¡Florilegios, florilegios!
Seguimos con las investigaciones sobre Carroll y Alicia, biografías, contextos, ilustraciones, dimes y diretes varios, que algún día pondremos sobre la mesa. Hemos también quedado en ir poco a poco con este texto para ver si finalmente nos apetece convertir en libro artesanal este capítulo con sus links respectivos (estoy en tratativas para ir al taller de esta tía que hizo lo de los libros saliendo como brazo de Casa de América, pero es más difícil hablar con ella que con Messi, caramba). Hemos quedado también en fijar fecha para la lectura conjunta de «El extranjero», que en principio era el 19 de noviembre, lectura que trae compañía con los autores que hemos escogido para servirle de frontón y pelota a la vez a Camús (Dostoievski, Conrad, Buzatti, Shakespeare, Stevenson, Nabokov…, vaya, un cumple cien años tirando manteca al techo…). Y Olga verá si es posible transferir con We Transfer las pelis que le pasé en un pincho.
También hemos propuesto juntarnos un sábado y luego almorzar en plan comida de empresa tras la lectura del texto de Walter Benjamin «La tarea del traductor» y abrir la clase a gente interesada en leer a un genio como Walt, sin cuya lectura, como decía un amigo, no se puede siquiera cruzar la calle.
Por último, Vito se agobió un poco como corresponde a tener en sus manos tan buenos libros y no saber por cuál empezar. Yo lo más parecido que tuve a esa sensación que creo ha vivido ayer Vito es cuando tenía doce años y mi padre me llevó a una tienda especializada en botas de fútbol y me dijo: «Escoge las que quieras» (como era obvio, las Puma King que usaba Maradona). Vito, nuevamente creo no se por qué (como siempre) que deberías comenzar con «La conjura de los necios», te va a encantar (dale un empujoncito a las primeras páginas que se hace un pelín cuesta arriba pero luego es maravilloso; Marrone podrías contarle cuando nos vino a visitar Ignatuis Reilly a La Bagatela…).
Bueno chavales y chavalas, así han sido las cosas y así se las hemos contado, buenos viajes a Mitas (¡ay!) y a Dani (¡che!), estoy pensando en imponer unas multas económicas a quienes avisan tan tarde de sus ausencias, así compramos alfajores Havanna con más asiduidad 🙂
Gracias ayer.
¡Besos y abrazos!
El profe.